viernes 05 de marzo de 2010




Escuelas privadas evaluarán cuánto saben sus alumnos
Un grupo de colegios de todo el país creó su propio sistema de evaluación de calidad
Raquel San Martín
LA NACION


MEDIOS Y COMUNICACION
Lo que el agua lleva
A la luz de los recientes acontecimientos climáticos, Sandra Massoni plantea la necesidad de vincular, en lo académico y lo profesional, el ambiente, las tecnologías y la comunicación.
Sandra Massoni
PAGINA/12

MEDIOS Y COMUNICACION
Nuevo paisaje mediático

Ricardo Haye expone las características básicas del nuevo paisaje mediático y ofrece preguntas para reflexionar sobre el escenario, su evolución y acerca de las prácticas de los comunicadores profesionales.
Ricardo Haye
PAGINA/12

PLANTEOS POR MAYOR INSTITUCIONALIDAD Y SEGURIDAD JURIDICA
Los empresarios hablan otra vez de un documento conjunto
En un encuentro informal, retomaron la idea la UIA, AEA, Sociedad Rural y Federación Agraria.
CLARIN

Batalla contra el crimen cibernético
Jorge J. Vega Iracelay
LA NACION



Escuelas privadas evaluarán cuánto saben sus alumnos
Un grupo de colegios de todo el país creó su propio sistema de evaluación de calidad

Raquel San Martín
LA NACION

Con la idea de que las escuelas necesitan evaluaciones para poder mejorar y el reclamo de que los resultados de las pruebas nacionales se devuelven poco y tarde a las escuelas, un grupo de colegios privados decidió crear su propio sistema de evaluación.

Desde este año, las escuelas podrán participar voluntariamente de una evaluación de sus alumnos en lengua y matemática, que servirá también como "parámetro de referencia para los padres" sobre la calidad de cada institución. A pesar de que es una iniciativa surgida de una asociación de escuelas privadas ?llamada Instituciones Educativas Asociadas de la República Argentina (Ieara)?, aclaran que las escuelas públicas que quieran también podrán participar.

Aunque la idea surgió en buena medida para paliar deficiencias del sistema de evaluación oficial, la iniciativa se anota en la línea que desde el Ministerio de Educación se quiere dar este año para priorizar la evaluación e incluso premiar a las escuelas que tengan mejor desempeño.

El programa, llamado Crece, incluye tres evaluaciones en el año ?en marzo, en julio y en noviembre? que se tomarán el mismo día en 3° y 6° grado del primario, y 9° y 12° (3° y último año en la ciudad de Buenos Aires) del nivel medio de los colegios participantes.

Este año, en su primera edición, 15 escuelas de todo el país tomarán parte en las pruebas, que serán anónimas. El programa fue creado en conjunto por las fundaciones Sara Chamberlain de Eccleston y Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP). El CEPP aportó los especialistas, diseñó el programa y las pruebas ?sobre el modelo de las que toma la Unesco y las que se realizan en Chile, Ecuador, Brasil, San Luis y Neuquén?; tomará las evaluaciones, las corregirá y procesará los resultados.

"El objetivo es establecer estándares de calidad. Será un insumo para la institución y para que los padres tengan algún parámetro de referencia", dijo a La Nacion Armando Yáñez Martínez, coordinador general de Ieara, que reúne a 300 escuelas privadas del país.

"Los resultados llegarán a la escuela menos de un mes después de que se tomen las pruebas. Cada escuela sabrá dónde está ubicada en comparación con otras, pero no se armará ningún ranking. Los padres podrán consultar los resultados, y habrá un informe preparado especialmente para que los chicos sepan cómo les fue", dijo Gustavo Iaies, presidente de la Fundación CEPP.

Mirar hacia adentro

"En las escuelas estamos acostumbrados a tener las puertas cerradas y mirarnos hacia adentro. La idea de esta evaluación es tener un parámetro de dónde estamos y dónde queremos llegar, para saber cómo resolver los problemas", explicó Gabriela García, directora general de las Escuelas Eccleston. Sus colegios de Temperley y Lanús participarán en la prueba piloto este mes, con escuelas de la ciudad de Buenos Aires, Don Torcuato, Pilar, Grand Bourg, Berazategui, City Bell, Guernica, Lomas de Zamora, Monte Grande, Canning, Neuquén, San Juan y Río Gallegos.

"Hay que acostumbrar a nuestros alumnos a la evaluación externa, que es normal en otros países. Y tenemos que convencer a nuestros docentes de que no van a ser controlados", dijo García. "Hay que premiar lo que se hace bien."

Cada escuela pagará un abono para sostener el sistema entre todos, que incluirá encuentros de directores y maestros para analizar las evaluaciones y modificarlas. Una vez inscripta, una escuela deberá participar por al menos dos años en las evaluaciones.

Además, el día de la toma de la prueba se cruzarán directivos entre distintos colegios. El intercambio apunta a formar "un espacio de mejora" entre todas las escuelas que participen y que, según aclaran los organizadores del sistema, no se excluirán de las pruebas nacionales que el Ministerio de Educación seguirá tomando.

Fuente: LA NACION (ir)

MEDIOS Y COMUNICACION
Lo que el agua lleva

Por Sandra Massoni (*)

Llueve en Buenos Aires. Un tren levanta –con forma de ola– el agua acumulada y entonces sí, la problemática del cambio climático asciende al primer lugar en el podio de los famosos y concita la atención de los medios locales. “Tsunami en Buenos Aires”, titulan los noticieros de la tele y estalla la polémica en torno del tema en los portales de Internet; en paralelo, se reaviva el debate en las universidades. Hablar de comunicación ambiental hoy es como estar en la cresta de una buena ola y a punto de protagonizar algún excitante desplazamiento. No somos surfers ni otros deportistas en el mar, sino académicos, pero quienes trabajamos en el campo de estudios de la comunicación ambiental navegamos como investigadores en un territorio extremo, en el cual ya no es tan fácil manejarse con viejas coordenadas para poner buen rumbo. Lo ambiental es un sitio de frontera que expone los límites y los efectos indeseados del reduccionismo de seguir pensándonos como seres humanos separados de la naturaleza, ya sea dominándola o siendo víctimas de su poderío. Estamos empezando a entender que naturaleza y sociedad son un continuo que se expresa a través del concepto de ambiente, en un momento dado del tiempo y del espacio.

Ambiente, tecnologías y comunicación son espacios nodales de nuestro quehacer como profesionales y también como estudiosos de la comunicación social contemporánea. Suelo decir que, en última instancia, nuestro trabajo como comunicadores no es más que una búsqueda en torno de reconocer puntos de contacto, espacios de encuentro y conexión entre aquello que se halla disociado. En este sentido aportar soluciones a la problemática ambiental requiere un abordaje comunicacional que valore los componentes, pero también, muy especialmente, sus relaciones y sus sinergias sin escindirlas de su contexto.

Trabajando desde los paradigmas clásicos, las acciones comunicacionales dirigidas a la solución de los problemas ambientales se mueven típicamente en el ámbito de la difusión de ciertos mensajes, que suelen reducirse a tres tipos: como contenidos tecnológicos; en torno de la generación de normas para impedir la degradación de los recursos naturales; o acerca de incentivos de distinto tipo para promover conductas deseables en los ciudadanos. Por el contrario, desde las nuevas teorías de la comunicación estratégica, nuestro campo de estudio requiere ahondar en las vinculaciones, simbólicas y materiales y aun en las percepciones que hicieron posible que emerjan esas problemáticas. Requiere identificar las causas y los componentes de aquello que aparece como problema para identificar acciones de transformación deseables y posibles con distintos actores. No se ofrecen soluciones curativas, se va al meollo de la cuestión.

Existe un movimiento que está empezando a crecer en las universidades y que es el interés por una ciencia social que nos permita explorar nuestra experiencia del mundo como seres corpóreos. Necesitamos repensar la cuestión de la corporalidad y el conocimiento tomando en cuenta que somos partes indisociables del universo entendido como un infinito entramado vital. Como ya lo planteaba Spinoza, una red de intercambios en la que nada está aislado y en la que toda entidad singular precisa de las demás para existir. Si consideramos el universo como vivo y no escindido, lo que nos toca como comunicadores ambientales es aprender a trabajar en este mundo fluido, aprender a investigar y a actuar en redes y en sistemas complejos evolutivos.

Los trabajos de investigación en comunicación desde esta nueva perspectiva aportan a desplazamientos en las modalidades de pensar y hacer comunicación, a partir de las TIC y teniendo en cuenta que la multidimensionalidad de los fenómenos requiere concebir la actuación de la comunicación desde la estrategia y desde lo fluido, superando la tradicional comunicación prescriptiva.

(*) Doctora en comunicación UBA. Directora de la carrera de Posgrado en Comunicación Ambiental, Universidad Nacional de Rosario.

Fuente: PAGINA/12 (ir)

MEDIOS Y COMUNICACION
Nuevo paisaje mediático

Por Ricardo Haye (*)

Las sociedades modernas consagraron muchas energías al propósito de disolver las distancias. En ese sentido, el pasado siglo fue pródigo en desarrollos que contribuyeron a ello y al impulso de las comunicaciones. Insaciable, la humanidad explora ahora cómo hacer realidad algo que vimos en numerosos textos audiovisuales: la teletransportación de objetos y personas. Cuando lo consiga, habrá puesto el último clavo en el ataúd de las distancias. Paralelamente, la comunicación concilió esa voluntad de acercamiento con la vocación de alcanzar a grupos cada vez más numerosos de personas, por lo que sus medios conquistaron la condición de “masivos”.

El primer propósito conserva plena vigencia y goza de excelente salud. Los satélites, Internet y las nuevas tecnologías ayudaron a generar la ilusión de que todo está más cerca. El segundo, en cambio, tiende a volverse cada vez más inaccesible por imperio del mismo desarrollo tecnológico que favorece al primero.

Hasta aproximadamente la década de 1980 crecimos arropados por cuatro o cinco canales de televisión y alrededor de una docena de emisoras de radio, cuota que era significativamente menor en ciudades pequeñas alejadas de los grandes centros urbanos. Las señales podían presumir entonces de ser factores sociales de agrupamiento. En nuestros días, por el contrario, el incremento exponencial de las fuentes emisoras provoca un fuerte proceso de atomización de las audiencias. Internet y los nuevos sistemas de radio-televisión, aéreos o por vínculo físico, expanden el menú de mensajes audiovisuales y determinan que la oferta adquiera proporciones torrenciales.

En los momentos de ocio, cualquier individuo con acceso a estas posibilidades enfrenta la disyuntiva de escoger entre la sintonía de casi cien canales de TV, consagrarse a elegir entre las cuarenta o cincuenta emisoras que su aparato convencional de radio es capaz de registrar con buena calidad en sus bandas de modulación de amplitud y de frecuencia, o zambullirse en la Red a ver qué descubre en YouTube o en los millones de textos sonoros y audiovisuales alojados allí por organizaciones mediáticas y podcasters individuales.

Pero en el horizonte se avizoran ya las opciones que habilitará el sistema de emisión digital al multiplicar por cuatro o cinco las señales actualmente operativas.

Frente a ese escenario, surgen los interrogantes: ¿Cómo abastecer de contenidos a semejante caudal de soportes? ¿Cómo encontrar o escoger aquellos contenidos que resulten más útiles y atractivos?

La primera pregunta contiene la duda acerca de si cada medio habrá de presentarse ante su audiencia con productos propios y originales o asumirá un carácter parasitario. Planteado en otros términos: la cuestión reactualiza el debate acerca de si serán medios genuinamente productores o simplemente reproductores.

También cabe allí la incertidumbre acerca de quiénes producirán los contenidos que permitan la continuidad de cada servicio. ¿Se habilitarán nuevas fuentes laborales o primará el tradicional concepto empresario de obtener la máxima rentabilidad con el mínimo esfuerzo? ¿Cómo se regularán las tareas de los comunicadores para que no se vean expuestos a la sobreexplotación? ¿Estará contemplada en sus salarios la réplica de sus productos en más de un medio?

El segundo punto interpela a las audiencias. Si hoy es complejo localizar los textos que cada uno busca o necesita, en el futuro la tarea resultará aún más ardua. Cabe suponer que los programas informáticos de búsqueda adquirirán mayor protagonismo, pero siempre con un amplio margen de duda acerca de su confiabilidad y exhaustividad. ¿Habrá nuevas formas de filtrado o gate-keepers en los que pueda depositarse confianza? Es dable pensar que de los propios usuarios surgirán formas de difusión más o menos sistemáticas que intentarán volver cosmos el caos textual que se avecina. ¿Serán suficientes?

Dejamos aparte un tercer interrogante acerca de cuál será el aspecto futuro de los medios, dado el reformateo que soportan y que está modificando sus especificidades de modo significativo.

Una organización vigorosa como Radio Nederland está dando pasos decisivos para convertirse en agencia productora de contenidos. La determinación viene avalada por números: en América latina son 1500 las estaciones que retransmiten algunos de sus productos. Pero, además, sus propuestas están desbordando el carácter exclusivamente sonoro de sus textos. Los periodistas de la emisora internacional holandesa vienen incorporando a sus productos imágenes fijas y en movimiento. Esos mensajes alcanzan a los oyentes cada vez menos a través de las emisiones en onda corta y cada día más mediante las retransmisiones satelitales y por intermedio del sitio web de la radio matriz.

Procesos parecidos se registran en los portales de radios argentinas, donde se conjugan las capacidades instaladas de distintos medios que responden a la misma estructura de propiedad. Pero incluso aquellas radios que carecen de familia televisiva o gráfica también comienzan a cargar en sus sitios web material escrito, infográfico, fotográfico o de video. Con las excepciones del caso, parece que el concepto multimedial aún no está debidamente incorporado a las prácticas profesionales.

Tampoco queda claro cuál será el comportamiento de estos medios en los próximos años, cuando la reconfiguración en marcha establezca cuotas de audiencia quizá más volubles y seguramente más pequeñas. Tal vez entonces crezca la necesidad de segmentación de audiencias y especialización temática para cada medio, algo a lo que se vienen resistiendo las estructuras tradicionalistas que definen grillas de programación en las radios argentinas.

Finalmente queda el espacio para la preocupación sustancial respecto de la calidad de los contenidos que, ya en el actual paisaje mediático, se ve fuertemente condicionada por hábitos tan arraigados como inconstancia de la mirada, superficialidad de planteos, espontaneísmo que disfraza la falta de producción previa, tendencia a la fragmentación conceptual, ausencia de contextualización, descuido estilístico y demás características que favorecen la configuración de un pensamiento leve y huérfano de compromisos.

(*) Docente-Investigador. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional del Comahue.

Fuente: PAGINA/12 (ir)


PLANTEOS POR MAYOR INSTITUCIONALIDAD Y SEGURIDAD JURIDICA
Los empresarios hablan otra vez de un documento conjunto
En un encuentro informal, retomaron la idea la UIA, AEA, Sociedad Rural y Federación Agraria.

Por: Enviado especial


PARA LA FOTO. LOS GROBOCOPATEL, EDUARDO ELSZTAIN, JAIME CAMPOS, LUIS BAMEULE, ENTRE OTROS EMPRESARIOS.

Representantes de varias de las principales entidades empresarias del país decidieron ayer en Expoagro, en una reunión informal, reflotar los contactos entre ellos para lanzar en los próximos días un documento que fije la posición del arco empresario frente a una serie de "coincidencias básicas", como el reclamo de mayor institucionalidad y seguridad jurídica.

El encuentro, a última hora de la tarde, se produjo en la carpa VIP de la Expoagro, al reparo de poderosos equipos de aire acondicionado. Estaban allí dos de los cuatro integrantes de la Mesa de Enlace, Eduardo Buzzi y Hugo Luis Biolcati; el presidente y vice de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez e Ignacio De Mendiguren; referentes de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), como Jaime Campos y Gustavo Grobocopatel; y el titular del Banco Galicia e integrante de ADEBA, Eduardo Escasany.

En los hechos, esta reunión informal significó una continuación de los contactos entre entidades empresarias que se iniciaron en noviembre del año pasado, interrumpidas a fin de 2009 cuando Cristina Kirchner invitó a empresarios a una primera reunión en la Quinta de Olivos. "Ahora llegó el momento de retomar esta iniciativa", dijo uno de los participantes del cónclave, que mostró desilusión con los resultados de aquella convocatoria presidencial.

La decisión que se tomó en Baradero fue motorizar una reunión formal entre las principales cámaras empresarias para consensuar un documento que establezca reclamos comunes de los sectores productivos y de servicios. No quedó fecha en agenda porque los ruralistas presentes quedaron en consultar a sus pares de Coninagro, Carlos Garetto, y de CRA, Mario Llambías, hasta ahora el más parco para acercarse a otros sectores. Pero barajaron como fechas tentativas para el relanzamiento de un frente empresario el jueves 10 o el miércoles 17 de marzo.

"El documento que debemos preparar no tiene que ver con la coyuntura, sino con definiciones de fondo que creemos necesita tomar el país", señaló otra fuente. Los tópicos en los que podría haber acuerdo pasan por reclamar una defensa de la institucionalidad, mayor seguridad jurídica, mecanismos de defensa para las Pymes, y que el Estado no siga avanzando sobre las empresas.

A fines de 2009 hubo contactos semejantes que no prosperaron. Hubo un primer acercamiento entre las entidades rurales y la UIA, que luego invitó a los dirigentes de la Mesa de Enlace a su conferencia anual. "En ese momento, el Gobierno lo tomó pésimo", recordó un empresario.

Fuente: CLARIN (ir)

Batalla contra el crimen cibernético

Jorge J. Vega Iracelay (*)
Para LA NACION

En la era de Internet, las nuevas tecnologías ayudaron a democratizar el conocimiento y a construir una sociedad más inclusiva. Pero las mismas herramientas que revolucionaron la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo, ampliando sus posibilidades de trabajo y estudio y permitiéndoles desarrollar su máximo potencial, también pueden ser utilizadas por criminales para cometer delitos llamados, comúnmente, cibercrímenes.

La magnitud de los crímenes cometidos en la Web alcanzó ribetes dramáticos. La sanción de la ley 26.388 de delitos informáticos en la Argentina significó, sin lugar a dudas, un gran paso adelante en la lucha contra la cibercriminalidad.

La incriminación expresa de conductas como la pornografía infantil, la violación de las comunicaciones electrónicas, el acceso ilegítimo a sistemas informáticos y el daño y el fraude informáticos constituye una herramienta de vital importancia para hacer frente al uso inapropiado de las nuevas tecnologías para delinquir y lesionar a las personas y los bienes.

No obstante, nuestra legislación es insuficiente. Dadas la complejidad y las particularidades de este tipo de infracciones, la incorporación de los delitos informáticos en el Código Penal no basta para luchar contra este flagelo. Necesitamos instrumentar los mecanismos procesales pertinentes y contar con instrumentos de cooperación y coordinación internacional eficaces que posibiliten a policías, funcionarios y magistrados judiciales llevar a cabo investigaciones rápidas, coordinadas y con preservación de los elementos de prueba correspondientes a los casos que estén investigando o juzgando.

La Web deja rastros, pero se necesitan muchas manos coordinadas en un marco legal sustantivo y procesal adecuado para recolectarlos en tiempo y forma. En este sentido, la Argentina podría dar otro paso adelante adhiriéndose a la Convención sobre el Cibercrimen, acordada por los países miembros del Consejo de Europa y otros no miembros, en Budapest, en 2001.

Esta Convención es, por el momento, el único instrumento legal internacional que consagra estándares mínimos en la materia, sentando los lineamientos básicos en torno a tres cuestiones de vital importancia: la tipificación de los delitos informáticos, en la que se basó buena parte de la ley 26.388; los aspectos procesales implicados en una investigación en torno a estos delitos, y las cuestiones relativas a la cooperación internacional, teniendo en cuenta que este tipo de conductas no reconoce fronteras políticas, territoriales ni legales. Actualmente, más de cuarenta países han ratificado esta Convención.

En el nivel local, en el marco de la Semana de la Seguridad, de Microsoft, organizamos una mesa de debate para tratar la temática, por la importancia que le reconocemos para el avance de la protección de los ciudadanos. Contamos con la asistencia y participación activa de representantes de diferentes poderes del Estado, académicos, sociedad civil y expertos en la materia, y existió consenso sobre la necesidad de avanzar en la ratificación de la Convención. Entendemos que la Subsecretaría de Tecnologías y Gestión ha tomado la plausible iniciativa de convocar a una comisión de expertos para continuar con este análisis. Sin lugar a dudas, al momento de analizarla habrá que tener en cuenta ciertas cuestiones que hacen a la compatibilización de algunas de sus disposiciones con los principios y normas jurídicas que informan y conforman nuestro derecho penal y procesal. Por otra parte, las autoridades de la Convención han invitado formalmente a la Argentina a adherirse, lo cual es un reconocimiento internacional significativo.

El vertiginoso avance de las tecnologías de la información y la comunicación ha sentado las bases de un nuevo modelo socioeconómico cultural a nivel mundial. También ha traído aparejadas novedosas modalidades delictivas que requieren la adecuación de instrumentos legales y herramientas técnicas para la investigación y persecución de estos delitos.

El Estado argentino ha dado pasos certeros en el camino de la lucha contra el ciberdelito, pero es imprescindible, para ganar la batalla, contar con un marco legal e institucional apropiado a las exigencias y complejidades del caso.

(*) El autor es director de Asuntos Corporativos de Microsoft (Argentina y Uruguay).

Fuente: LA NACION (ir)


 
 
 
 
 
 
 
 
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