miércoles 19 de agosto de 2009




BAFWeek 2009
La gran semana de la moda comienza hoy en la Rural
Anoche hubo un anticipo con un desfile de vanguardia de la firma A.Y. Not Dead

LA NACION


El sistema educativo debe recuperar su papel integrador
Otra universidad para el futuro
Alieto Aldo Guadagni
LA NACION

EDITORIAL
Brecha educativa en la Universidad
CLARIN

TRIBUNA
Cambios en la educación superior
En la medida en que el conocimiento es el factor fundamental en la dinámica del nuevo capitalismo, el mundo entero debate hoy cómo crear, apropiarse y distribuir saberes. La Argentina debe hacerse cargo de la importancia de esa discusión.
Por Juan Carlos Tedesco
CLARIN

UNIVERSIDAD
La relación entre la universidad y el Estado
Por Lucas Rubinich y Marcelo Langieri
PAGINA 12



BAFWeek 2009
La gran semana de la moda comienza hoy en la Rural
Anoche hubo un anticipo con un desfile de vanguardia de la firma A.Y. Not Dead


La gran semana de la moda comienza hoy en la Rural. Las diseñadoras Noel y Angie, de A.Y. Not Dead, ultiman detalles. Foto: LA NACION / Julián Bongiovanni

Anoche, BAFWeek, la gran semana de la moda argentina, organizada por APSA Centros Comerciales, la Rural, Predio Ferial de Buenos Aires y LA NACION Eventos, que hoy se inaugura oficialmente, a las 15, en la Rural, tuvo su anticipo con el desfile de A.Y. Not Dead, en Fundación Proa.

La firma rockera y desenfadada de la diseñadora Noel Romero arrancó a todas luces, con un cóctel vip y música de Virus. Esta vez con un show a cargo de LCX ambient y música a todo volumen de Gustavo Cerati y Leandro Fresco. Presentes, en primera fila, artistas y personajes del mundo fashion: Ricardo Darín, Dante y Vera Spinetta, Roxana Harris, María Cher, Favio Posca y Diego Alexandre.

Cerca de 300 personas pudieron ver la colección inspirada en la obra del poeta francés Charles Baudelaire, titulada Las flores del mal , que estuvo dividida en dos ejes: las flores, con vestidos livianos, frescos, con estampas florales y siluetas más sueltas que de costumbre, y el mal, con el color negro adherido al cuerpo, combinado con tonos metalizados, como fucsia, cobre y plateado. Desfilaron tachas, cierres, plataformas con cordones y botas de gamuza beige con recortes en láser, como los grandes hits del verano.

Para la línea masculina, la marca apostó a su clásica silueta achupinada y también lo hizo a una más relajada, de inspiración grunge. Y todo tipo de lavados de jeans, por supuesto, que incluyen todas las gamas de colores.

Hoy comienzan los desfiles en el Pabellón Azul de la Rural, tras el corte de cinta, previsto para las 15.

A las 18, inaugurará la pasarela Nadine Zlotogora; a las 17, se presentará Cook; a las 18, más diseño de autor con Mariana Dappiano; a las 19, todas las tendencias en accesorios, con Prüne; a las 20, subirá Veroivaldi, y, a las 21, el cierre estará a cargo de Kostüme, de Emiliano Blanco y Camila Milessi.

La entrada cuesta $ 20. Si se paga con tarjeta Citi, se obtienen dos entradas al precio de una. Para socios del Club LA NACION, 2 x 1.


Fuente: LA NACION
Link: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1164110


El sistema educativo debe recuperar su papel integrador
Otra universidad para el futuro

Alieto Aldo Guadagni
Para LA NACION


Nuestro sistema universitario necesita una profunda reforma. Los estudiantes son alrededor de 1,6 millones, de los cuales asiste a universidades privadas un 19%. En la última década, la matricula total de las universidades públicas aumentó un 46%; en las universidades privadas lo hizo en un 100%. Ingresan anualmente 360.000 alumnos (uno de cada cuatro, a una universidad privada), pero apenas se gradúan 87.000, de los cuales un 28% proviene de universidades privadas.

La relación entre graduados por año y total de alumnos es muy baja (7,2% en las universidades privadas y apenas un 3,8% en las públicas). Los graduados correspondientes a carreras vinculadas a la producción, la investigación básica y el progreso tecnológico representan apenas el 24% de los graduados en las universidades públicas, el desnivel es más marcado en las universidades privadas, donde apenas el 17% de los graduados corresponden a las ciencias básicas y aplicadas. En las universidades públicas, por cada físico se gradúan 90 abogados; en las privadas, se gradúan 103 abogados por cada químico. En las universidades públicas, los graduados en ciencias agropecuarias, tan necesarios para el desarrollo productivo del país, son apenas el 2,6% del total de graduados; en las privadas son apenas el 0,5%. De los 63.000 graduados en 2007, en las universidades públicas apenas un 5% son ingenieros; en las privadas, de los 24.000 graduados apenas son ingenieros el 1,3%.

Es preocupante que el rol integrador de la universidad se vea frustrado por la carencia de un sistema secundario universal, ya que mientras más del 75% de los adolescentes que pertenecen al quintil de más altos ingresos concluyen el nivel secundario, apenas lo concluye el 24% del quintil inferior.

La cruda realidad es que, en la universidad pública, por cada ocho alumnos pertenecientes al 20% más rico de la población hay apenas uno que proviene del 20% más pobre. En la enseñanza primaria pública es al revés: por cada alumno que viene del 20% más rico hay más de cuatro que provienen del quintil más pobre. Es grave que el 80% de los que ingresan en la universidad pública no concluye sus estudios; el abandono es muy alto en los jóvenes de familias con bajos recursos económicos.

Graduamos menos profesionales universitarios en proporción al número de ingresantes que otros países latinoamericanos, como Uruguay, Chile y Colombia, para no hablar de Europa, Japón, Cuba, China o Estados Unidos. Toda la sociedad, incluso los muy pobres, afronta así un costo muy alto para graduar a un universitario.

La Argentina invierte en un sistema universitario en el cual la gran mayoría de los estudiantes no se gradúan, triplicando así el costo de tener un graduado. Como son muy pocos los graduados de las universidades públicas que provienen de familias pobres, el sistema no es sólo ineficiente, sino altamente regresivo desde el punto de vista social.

Las propuestas reformistas se fundan en el diagnóstico de la situación de la educación, que puede sintetizarse así: 1) Gran aumento en la escolarización secundaria.Este incremento cuantitativo no fue acompañado por una mejora cualitativa, sino lo contrario, ya que las evidencias indican un deterioro en la calidad educativa, especialmente en las escuelas de los pobres.

2) Incremento en la proporción de alumnos que se matriculan en escuelas privadas, consolidando así una estructura dual, con sectores medios y altos por un lado y familias pobres por el otro, en escuelas públicas sin recursos para asegurar la igualdad de oportunidades.

3) Incumplimiento sistemático del calendario escolar, lo que perjudica principalmente a las familias pobres, que tienen como única alternativa la escuela pública. Son muy pocos los que asisten a escuelas con jornada extendida. No existen estímulos para mejorar la calidad educativa ni tampoco incentivos para que los estudiantes secundarios mejoren su nivel antes de ingresar en la universidad.


Señalemos que ningún país que haya progresado y abatido la pobreza carece de exámenes generales antes de pasar a la universidad, pero lamentablemente no los imitamos. Los graduados universitarios no tienen el perfil profesional requerido por el desarrollo del país.

A partir de este diagnóstico se proponen las siguientes seis acciones de gobierno en el nivel universitario.

1) Examen general al finalizar el ciclo secundario como requisito para ingresar en el nivel universitario público o privado. Difusión de los resultados de este examen anual agrupados por escuela, para que los gobiernos provinciales asuman su responsabilidad de mejorarlas.

2) Becas y préstamos a estudiantes de pocos recursos para que concluyan sin demoras sus estudios universitarios. Estas ayudas tienen que estar concentradas en las carreras universitarias prioritarias para el desarrollo de nuestro país, orientadas a los alumnos de pocos recursos y que hayan demostrado un buen desempeño en el examen de fin de ciclo. Esto significa ampliar el actual Programa Nacional de Becas Bicentenario para Carreras Científicas y Técnicas, que viene implementando el Ministerio de Educación desde el año 2009.

3) Desbloquear la regresiva imposibilidad legal de que las familias pudientes contribuyan al sostenimiento de la universidad pública que educa a sus hijos. Las familias de altos ingresos cuyos hijos asistan a universidades públicas contribuirán a su sostenimiento con un adicional en el impuesto a las ganancias que se transferirá directamente a la respectiva facultad; estarán excluidos de esta contribución quienes cursen carreras científicas y tecnológicas consideradas prioritarias. Los graduados de la universidad pública aportarán a sus facultades a través de una contribución anual, después del quinto año de la graduación como existe en Uruguay desde 1994.

4) Examen general para los egresados universitarios; este examen anual será rendido por quienes egresan de las facultades públicas o privadas. Sus resultados serán periódicamente considerados para la acreditación de los títulos habilitantes de estas facultades. El resultado del examen no será tenido en cuenta para la graduación del alumno, ya que su objetivo es apreciar la calidad de la universidad y no del graduado, por lo tanto, los resultados se publicarán agrupados por facultad.

5) Establecer colegios universitarios administrados por las provincias y municipios, con carreras cortas de naturaleza técnico-profesional; esto ayudaría a mejorar la relación graduados-alumnos en las universidades tradicionales y a fortalecer el sistema terciario educacional orientado al mundo del trabajo y de la producción. Hay una creciente necesidad de orientar la educación hacia el empleo, lo cual exige una alternativa adicional a las profesiones universitarias generalistas, con una expansión de competencias más específicas según los requerimientos laborales.

6) Todos los años, informar la situación del mercado laboral de los graduados universitarios. Este informe, que deberá ser presentado por el Ministerio de Educación, orientará acerca de la demanda ocupacional de las profesiones universitarias, facilidad para obtener empleo y nivel de remuneraciones. Este informe deberá presentarse "regionalizado", teniendo en cuenta la evolución de cada región del país.

Nuestra meta por alcanzar debe ser educación inclusiva de todos los grupos sociales, pero de calidad, con un calendario de jornada extendida a nivel inicial, primario y secundario que supere los 190 días de clases por año. Los niños pobres no deben ser postergados por escuelas deficientes, mal equipadas y con un corto periodo lectivo. La universidad estará abierta a todas las clases sociales y no discriminara en función del nivel socioeconómico de los alumnos, pero el ingreso debe comprometer el esfuerzo intelectual de los aspirantes. La matrícula universitaria no estará anclada en las tradicionales carreras del pasado, sino en las nuevas necesarias para poner en valor todos los recursos de la Nación y expandir su capital humano calificado.

La universidad estará vinculada a las necesidades del país como reclamaba Alberdi en los años de la Organización Nacional.

 

Fuente: LA NACION
Link: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1163938


EDITORIAL
Brecha educativa en la Universidad

Las dificultades en el Ciclo Básico Común de la UBA son un indicador de la brecha educativa que afecta a las enseñanzas media y superior.

El hecho de que la mitad de los alumnos abandone la carrera en el primer año y sólo un 20% complete los cursos y logre el título en tiempos razonables evidencia los déficit con los que llegan los estudiantes al ingreso universitario.

Estos déficit se producen como consecuencia de la crisis de la enseñanza media y la promoción de egresados que llegan a la instancia de la enseñanza superior sin la base de conocimientos y habilidades para iniciar la nueva etapa.

Se suman a ello los propios problemas del CBC para acoger a la vasta población de alumnos, que no deja de crecer año a año, y evitar el desgranamiento que se produce desde la inscripción hasta completar la cursada de materias.

El CBC fue considerado originalmente como un curso introductorio de nivelación y formación en conocimientos generales, pensamiento científico y humanidades. Con los años debió suplir, además, los déficit de la enseñanza media, hacer las veces de orientación vocacional y, finalmente, prolongar su duración con la consiguiente deserción de estudiantes que abandonan en el camino.

La respuesta a estos problemas no puede venir solamente de cambios y mejoras en el propio CBC sino de una mejor articulación entre la enseñanza secundaria y la universitaria, y entre el propio Ciclo Básico y las Facultades de la Universidad de Buenos Aires..

Las dificultades en el Ciclo Básico Común de la UBA son un indicador de la brecha que afecta a las enseñanzas media y superior. Se requiere una mejor articulación entre ambas.

Fuente: CLARIN
Link: http://www.clarin.com/diario/2009/08/19/opinion/o-01980949.htm



TRIBUNA
Cambios en la educación superior
En la medida en que el conocimiento es el factor fundamental en la dinámica del nuevo capitalismo, el mundo entero debate hoy cómo crear, apropiarse y distribuir saberes. La Argentina debe hacerse cargo de la importancia de esa discusión.

Por Juan Carlos Tedesco
Fuente: DIRECTOR UNIDAD DE PLANEAMIENTO ESTRATEGICO Y EVALUACION DE LA EDUCACION ARGENTINA

La necesidad de introducir cambios en la educación superior, acordes con los desafíos de construir una sociedad justa en el marco de un modelo de desarrollo basado en el uso intensivo de conocimientos e información, es motivo de debates en casi todos los países. La explicación es clara: en la medida que el conocimiento es el factor fundamental en la dinámica del nuevo capitalismo, la pugna por apropiarse de los lugares de creación y distribución del conocimiento están hoy en el centro de los conflictos sociales.

El primer punto a discutir consiste, por eso, en definir el carácter público o privado de la educación y el conocimiento. La reciente Conferencia Internacional sobre Educación Superior, organizada por la UNESCO, ratificó la importancia y validez de declarar a la educación y al conocimiento como un bien público. Esta declaración pone un freno a las tendencias que pretenden imponer la lógica del mercado en la producción y distribución de los conocimientos y brinda el marco político para las estrategias con respecto a financiamiento, gobierno de las instituciones, expansión, acreditación, certificación de títulos, ética profesional y científica y procesos de internacionalización, entre otros. Pero el carácter público de la educación obliga a que los conocimientos que ella produce y distribuye sean socialmente significativos. En otras palabras, que la educación sea de excelente calidad.

En segundo lugar, es necesario otorgar a la enseñanza superior un financiamiento dotado de garantías de continuidad. No se trata sólo de aumentar los recursos sino de brindar a esos recursos un carácter protegido de cualquier tentación de ajuste.

En tercer lugar, es importante definir regulaciones con respecto a los procesos de expansión. El desarrollo social y productivo del país requiere una población cada vez más educada, pero la expansión de la cobertura obliga a adoptar nuevas estrategias institucionales. La expansión tiene que estar asociada a la mayor diversificación de la oferta, que se adapte a la diversidad de los estudiantes pero también a las demandas de la sociedad. Para que esto sea posible, es necesario asociar la creación de nuevas instituciones y carreras a procesos de planificación, que permitan introducir perspectivas de mediano y largo plazo.

En cuarto lugar y estrechamente vinculado con lo anterior, es importante discutir los problemas vinculados a diseños curriculares, pedagogía universitaria, utilización de las tecnologías de la información y formación docente. Por un lado, es necesario atacar el grave problema del fracaso en los primeros años de estudio. Por el otro, hay que enfrentar los desafíos de la renovación acelerada de los conocimientos, que obliga a aprender a lo largo de toda la vida. Necesitamos enfocar este problema con políticas integrales, que involucren la formación docente, los títulos intermedios, la recertificación, las tutorías y una fuerte política de becas para los estudiantes más desfavorecidos. Asimismo, es fundamental otorgar mayores niveles de prestigio a la enseñanza en los primeros años de las carreras.

Particular importancia tiene en esta discusión el tema de la educación a distancia. Algunos piensan que esta es la solución al dilema de aumentar la cobertura con alta calidad y pertinencia. Sin embargo, la experiencia internacional muestra que la realidad es más compleja ya que la educación a distancia obliga a los estudiantes más desfavorecidos a realizar esfuerzos de autoaprendizaje muy importantes, para los cuales no están preparados. Es necesario definir pautas para la regulación de la oferta a distancia, que no frenen el dinamismo de esta modalidad pero que eviten fraudes o inversiones ineficientes.

Por último, el debate internacional muestra la importancia que ha adquirido la formación ética de los profesionales, científicos y técnicos. El uso de los conocimientos tiene hoy gran impacto social. El concepto de "responsabilidad social" resume esta preocupación y por eso es tan importante que se introduzcan en los planes de estudio la prescripción de realizar experiencias de aprendizaje que fortalezcan en nuestros universitarios valores tales como democracia, justicia social, respeto a los derechos humanos y cuidado del medio ambiente.

Nuestro país ya ha iniciado este debate. La Unidad de Planeamiento Estratégico de la Educación, recientemente creada en el ámbito de la Presidencia de la Nación, sumará sus aportes para que podamos llegar a acuerdos que brinden al país una ley y una política de educación superior que se constituya en un instrumento apto para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

Fuente: CLARIN
Link: http://www.clarin.com/diario/2009/08/19/opinion/o-01980952.htm


UNIVERSIDAD
La relación entre la universidad y el Estado

Por Lucas Rubinich y Marcelo Langieri (*)

La reciente invitación al rectorado de la UBA por parte del Gobierno a integrar el consejo académico que hará propuestas para reformular el Indec plantea problemas significativos para la universidad pública en general y para las ciencias sociales en particular. En realidad, es la misma definición del problema lo que hay que debatir. Esta situación, desde la universidad pública, no puede ser pensada como una cuestión exclusivamente técnica, pero tampoco con una mirada política reduccionista que imagine la solución cambiando un funcionario. La UBA, y específicamente nuestra carrera de Sociología, tiene una implicación de hecho en una institución como el Indec, porque sus profesionales y técnicos son nuestros egresados y porque es una institución pública que, en tanto lo anterior, se vale de saberes científicos y profesionales que son competencia de este espacio universitario. Como universidad tenemos un compromiso con nuestros egresados y no es posible construir abordajes del problema que no contemplen lo que ha ocurrido con ellos en el Indec. No es aventurado suponer que algunas ambigüedades que existieron en relación con esta propuesta tienen que ver con un clima cultural que tuvo un predominio extraordinario durante los ’90 y que desvalorizó la universidad como un actor activo en los debates de la vida pública, otorgándole importancia, por el contrario, a un saber técnico inhibido de los “para qué”.

La desvalorización de la intervención de los ciudadanos en lo público, producto –además del propio deterioro de las clases dirigentes– del predominio de miradas interesadas en desprestigiar la práctica política, ha debilitado la imprescindible participación política dentro del mundo académico y con ello ha perdido fuerza la tradición que reivindica el papel activo en términos político académicos en la relación universidad-sociedad, universidad-Estado. Se sugiere, en los murmullos promovidos por los consultores internacionales y los tecnócratas de la educación, que lo importante para una institución desfinanciada es adoptar una actitud pragmática que posibilite obtener fondos propios. La inexistencia de debates sobre la relación universidad-sociedad favorecidos por esta despolitización facilitan que estas miradas se sustenten en discursos tecnocráticos que observan la posibilidad de esos debates, y hasta la misma institucionalidad democrática de la universidad pública, como obstáculos a la eficiencia.

Desde ya que la universidad pública debe colaborar con diferentes espacios de la sociedad y el Estado. Está en su identidad y en su responsabilidad pública hacerlo. La pregunta es si esto se hace de manera desproblematizada, como quisieron los programas de los organismos financieros internacionales transformados en sentidos comunes ministeriales, que imaginan una universidad convertida en un actor técnico pasivo, o se lo hace en el papel de institución con iniciativa política, y entonces sí, con capacidad de verdadero diálogo.

Iniciativa política es lo contrario a aceptar o no aceptar resignadamente una participación en una comisión para reformular el Indec. Es asumir una posición clara en defensa de la transparencia de las estadísticas públicas y también en lo que hace a la solidaridad con nuestros egresados que sufrieron diversos tipos de malos tratos en esa institución. Es tener la capacidad de definir sin ambigüedades cuáles son las condiciones del diálogo y la colaboración, que en esta situación no puede ser otra que la vuelta a fojas cero: la reincorporación de los profesionales desplazados y la apertura de un espacio de reflexión y evaluación en el que ellos participen. La relación universidad-sociedad y universidad-Estado no puede ser imaginada como una abstracción o un recurso retórico. Se expresa en relaciones sociales concretas y en ellas hay distintas formas de asumir el problema. Una de ellas es convertirla en un organismo de consulta técnica sin responsabilidad política, otra, que recoge las mejores tradiciones político-culturales, es cuando la universidad es capaz de ponerse de pie para proponer cambios desde sus saberes particulares porque se entiende que favorecen al conjunto de la sociedad a la que la universidad se debe.

(*) Director y secretario académico de Sociología (UBA), respectivamente.

Fuente: PAGINA 12
Link: http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-129945-2009-08-19.html



 
 
 
 
 
 
 
 
4124-4700
pilar.assefh@lafundacion.edu.ar
Uruguay 57 Bs. As.